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Liga Nacional

Semifinales: Tarea cumplida

Boca Juniors sacó pecho como local en dos oportunidades y empató la serie 2-2 para definir como visitante en el Ángel Sandrín, en Alta Córdoba, el próximo viernes a las 19 horas. Supo contagiarse de su público en los partidos del sábado por la mañana y el lunes por la noche para incomodar a un rival estupendo y llevarse los dos puntos con mucho esfuerzo. Ahora le queda un partido para volver a las finales de la Liga Nacional después de más de una década sin títulos. La tarea se cumplió, sacarle dos partidos al mejor equipo de la competencia no era tarea fácil, pero los de Duro lo consiguieron. Ahora, la definición será en Córdoba, en un recinto que, hasta ahora, a Boca le ha resultado infranqueable.

Foto: Prensa Boca.

Lejos quedó el comienzo de la temporada, ese armado del plantel de Gonzalo García que ilusionaba con nombres muy, pero muy rutilantes. El mejor base de los últimos años, el alero multicampeón, el escolta asesino que hace llover triples, el ala pivot que en tantos mercados se había intentado contratar y el extranjero top que todo equipo contendiente necesita. Boca se armaba con un arsenal poderoso y desde el vamos se candidateaba a la Liga y algo más.

 

Los problemas llegaron enseguida: la lesión temprana de Barber, a días de comenzar la competencia, obligaba a Boca a forzar cambios. Y algún descuido administrativo provocaba que esos cambios que se creían temporales, fueran permanentes. En una Liga que achicaba el margen de cambios en la plantilla, el Xeneize arrancaba con dos menos de movida por el enroque Barber-Leiva, Leiva-Barber. La Bombonerita estaba en refacción, así que la localía era en Ferro.

Foto: Prensa Boca.

Y ese poderoso Boca, que planeaba llevarse todo puesto, empezaba a mostrarse como un equipo endeble y corto. Poca o nula rotación de juveniles, el fichaje permanente de Leiva (cuando Boca mostraba serias dificultades en sus jugadores internos), las actuaciones paupérrimas de Raven Barber y Andy Ogide, sumado al nivel de regular para abajo de jugadores de los que se esperaba mucho más, hicieron que el conjunto dirigido por García no asustara a nadie y perdiera partidos que en los papeles parecían trámites sencillos.

Foto: Marcelo Figueras.

La derrota ante Comunicaciones -último de la tabla y sin victorias hasta aquel día- puso a García contra las cuerdas y propició un altercado bastante acalorado entre jugadores e hinchas en el Héctor Etchart. El entrenador principal continuó en el cargo hasta terminar el año, pero más derrotas inesperadas lo empujaron hacia la salida, apenas días después de decidir la contratación de Jamari Traylor en reemplazo de Andy Ogide (y de gastar el tercero de los cuatro cambios posibles). Carlos Duro tomó la posta mientras el club negociaba con Nicolás Casalánguida, entrenador multicampeón en la liga mexicana. La voz del plantel pisó fuerte mientras el coach entrante todavía negociaba algunos detalles y el asistente de García terminó haciéndose cargo del plantel hasta el final de la temporada.

Foto: Matías García Falcone.

Al cierre del libro de pases, Boca tenía la posibilidad de realizar un cambio más en el plantel, pero a puertas cerradas se pidió que “no se toque nada” y así fue. Boca sería lo que era en ese momento, con todos adentro y sin cambiar nada más. A pesar de una leve mejoría -con victoria ante Quimsa incluida que envalentonó al plantel-, todavía era una incógnita si Boca podría acercarse al nivel esperado en la previa o si se mantendría deambulando por la mitad de la tabla, ganando y perdiendo partidos sin demasiada lógica.

Foto: Matías García Falcone.

Pero en medio de todo ese barullo, se regresó a casa: las refacciones en La Bombonerita estaban lo suficientemente terminadas como para que Boca pueda recuperar su localía y el peso de ese regreso es incalculable. Es realmente incalculable porque uno no puede tener la certeza de que jugar o entrenar en su cancha le dé efectivamente un efecto, pero si tan solo interpretamos los números de Boca como local desde su regreso, el dato es demoledor. El Xeneize solo cayó ante Ferro desde que regresó a La Boca.

Foto: Marcelo Endelli.

Y eso nos trae de nuevo al comienzo, al título de esta nota, a los dos partidos que Boca volvió a ganar, esta vez ante el poderoso Instituto, para forzar un quinto juego en Córdoba. Y me adelanto a decirlo: Boca ya cumplió. Pero no en el sentido de las expectativas generadas al inicio del proceso con García, lo que cumplió fue en la manera de rehacerse y fortalecerse tras su salida, cuando todo era desesperanza y confusión.

Foto: Matías García Falcone.

De algún modo, gracias a Duro, a su hinchada, a la fortaleza mental de sus jugadores, a su talento y jerarquía individual, a lo que ustedes deseen poner en esta lista, Boca dio vuelta las cosas. Pasó de ser un equipo débil y anodino a transformarse nuevamente en un candidato al título. Pasó de ser un boxeador de mandíbula floja a ser una bestia aplastante. Pasó de ser un conjunto de individualidades en bajo nivel a ser un grupo de jugadores solidarios e inteligentes, que entienden sus roles y que explotan los de sus compañeros. Y en ese sentido, la tarea está cumplida, la expectativa está cumplida.

Foto: Prensa Boca.

Esta no-crónica de los dos partidos de la serie en la Bombonerita podría elogiar las tareas de Barber (goleador del primer juego con 31 puntos, en su mejor partido con la camiseta de Boca) y Mainoldi en el tercer punto y las de Tucker (32 puntos, otro que quizás haya tenido su mejor partido en el Xeneize), Traylor y, cuando no, Coco, en el segundo juego. Y debería decir que Boca sufrió mucho en el cuarto juego pese a tener las cosas bastante controladas al cierre de la primera mitad porque apareció un Chuzito González celestial para conectar una seguidilla demoledora de triples y darle vida nuevamente al conjunto de Victoriano. Un equipo que no muere nunca. Un equipo que no se cansa nunca. Un equipo que presiona y presiona y presiona hasta hacer que los mejores pierdan balones. Un equipo largo y talentoso, que siempre tiene una herramienta más en el bolsillo para abrir el aro rival o cerrar el propio.

Foto: Matías García Falcone.

Ante todo eso, deberá sacar pecho Boca como visitante para revalidar todo lo hecho en la segunda mitad de la temporada y clasificarse a la final. Sobra talento y coraje para conseguirlo.

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Excelente análisis

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