Cargando...

Liga Nacional

Con el peso de la jerarquía: Boca a la final tras 16 años de espera

Boca Juniors consiguió el pase a la final de la Liga Nacional de Básquet luego de vencer en un inmenso quinto partido al candidato de todos, Instituto de Córdoba. Promediando el tercer cuarto perdía por 12 puntos, pero supo remontarlo con paciencia e inteligencia y se lo llevó con dos acciones estupendas de Franco Balbi en el final del juego.

 

Pocos hinchas Xeneizes mantenían la fe intacta al cierre del segundo cuarto. Instituto de Córdoba jugaba su partido y se iba al frente por 11 puntos al descanso largo (que luego estiraría a 12 durante el tercer período). Boca, disminuido desde el inicio por la ausencia de Leonardo Mainoldi (sufrió una lesión en la rodilla al cierre del cuarto partido) y muy perjudicado por la acumulación de faltas de Darquavis Tucker y Marcos Mata (cuatro y tres respectivamente), debía meter mano a lo más profundo del banco de relevos para tratar de compensar esas carencias, y las cosas no le estaban saliendo bien.

Foto: Leandro Gómez / Prensa Instituto.

Instituto estaba envalentonado por su hinchada, por la intensidad defensiva y la presión que habían propuesto toda la serie, por protagonistas como Vildoza, endemoniado, y Chuzito González, tocado por una varita mágica. Taya Gallizzi hacía el trabajo sucio en la pintura y Mateo Chiarini explotaba su velocidad. La Gloria seguía con su plan de desgaste y proponía una presión altísima cuando Boca traspasaba la mitad de la cancha: doble marca o atrapes al llevador de balón generaban dificultades permanentes. El equipo de Carlos Duro debía recurrir siempre al pase paralelo de lado a lado ante la presión y Chiarini, Vildoza y compañía estaban atentos para cortar línea de pase. La única ventaja –que Boca sí supo aprovechar– era el espacio que se generaba una vez que se superaba ese asedio, con Raven Barber y Jamari Traylor con espacios para recibir desde la línea de libres hacia adelante.

Foto: Leandro Gómez / Prensa Instituto.

Sin embargo, el plan favorecía a los de Victoriano: se iban al descanso largo 43-32 y la sensación generalizada, con las dificultades de Boca en el juego y con las faltas acumuladas, era que la cuesta era demasiado alta. Los protagonistas cuentan que, en el entretiempo, la charla tuvo que ver con mantener la fortaleza mental, no darlo por perdido, creer en sí mismos. Parece que activó alguna fibra en los jugadores, que salieron al tercer cuarto con actitud avasallante: Barber y Mata comenzaron la reacción, pero es destacable que Leo Schattmann (otra vez de flojo partido, con muchas pérdidas y problemas de puntería) tomó más responsabilidades. Comenzó a pedirla con más frecuencia, a querer ser él el eje del juego, con sus aciertos y sus errores. Chuzito González dio la cara por IACC con dos triples, y a falta de cinco minutos, La Gloria seguía con ventaja de nueve. Pero ahí se produjo una serie de situaciones que derivaron en pérdidas, reclamos y nerviosismo de parte del cuerpo técnico y los jugadores locales.

Foto: Leandro Gómez / Prensa Instituto.

El arbitraje era un tema a tener en cuenta: hinchas, protagonistas y periodistas locales habían sembrado dudas sobre la actuación de los referees en el cuarto juego (terminaron expulsando a Victoriano y Gallizzi), pese a que el partido no había tenido demasiadas polémicas –excepto una tapa de Marcos Mata que pudo haber sido goaltending–. La tripleta de Estévez, Vito y Castillo no se dejó amedrentar ni por los gritos de la hinchada ni por la bronca de los jugadores locales y cobró lo que tenía que cobrar. Insólitamente se hilaron cuatro o cinco jugadas consecutivas de esas en las que uno se puede hacer el distraído y darle el gusto a la parcialidad local, pero no lo hicieron. Faltas, manoteos afuera, caídas, todas bien cobradas, todas favorecieron a Boca. Y La Gloria perdió esa tranquilidad que lo había llevado hasta allí.

Foto: Prensa Boca.

El ingreso de Martín Leiva también fue un factor fundamental en la remontada, con cortinas, rebotes, desmarques y alguna falta puesta en el lugar justo. Y se dieron dos cuestiones clave: Mata convirtió los únicos ocho puntos que anotó (dos triples y un doble) en ese cuarto y Schattmann conectó su primer triple del partido para pasar al frente por primera vez desde la diferencia de 12, para poner a Boca arriba 52-51. Luego vino una nueva penetración de Chuzito para un pase de faja y una volcada terrible de Taya para hacer estallar el estadio. El libre bonus de ese doble, cerró el tercer cuarto con ventaja para Instituto por 59-56.

Foto: Prensa Boca.

El cuarto período mostró una paridad digna de dos equipazos. El 8 de Instituto de Córdoba siguió dañando, Taya siguió lastimando, pero el conjunto anfitrión no encontraba tantas opciones como antes. Boca, en cambio, repartía juego, jugaba con inteligencia, encontraba al mejor ubicado. Traylor –de gran partido pese a su 4/14 de cancha– hallaba los espacios, entendía el juego, tomaba las mejores decisiones, pero el aro se le negaba. Por suerte, se le abría nuevamente a Schattmann, que dos veces más clavaba un triple para pasar al frente (69-68 el último). Le sonreía a Dar Tucker, que conectaba desde el perímetro y desde la línea. Se amigaba con Barber, que aprovechaba nuevamente los espacios dejados adrede por Instituto.

Foto: Leandro Gómez / Prensa Instituto.

Y pese a todo, Chuzo –una vez más con un triple– tomaba distancia a un minuto del final. Schattmann y dos libres adentro para quedar a uno. Y una gran defensa de Boca obligó a un tiro no tan cómodo de Chiarini, que no quiso entrar. Schattmann capturó un rebote esquivo. Y eso dio pie a la entrada del Mago. Franco Balbi había llegado a ese momento del partido con un juego más que destacable: 11 puntos, 2/2 en dobles, 1/2 en triples, cinco rebotes y cinco asistencias. Pasó del otro lado de la cancha caminando, sin presión, por primera vez en la serie. Observó el parquet. Nicolás Romano saltó a su marca, quizás algo tarde. Y en el momento en que el ala pivot de Instituto clavó el segundo pie en el suelo, el Mago aceleró. Romano quiso emparejar, pero era demasiado tarde. La ayuda demoró. Y Balbi, pasito a pasito, como si fuera fácil, llegó junto al canasto para definir del lado izquierdo a mano invertida y poner a Boca al frente a cinco segundos del final.

¿Escenario ideal? Difícil saberlo. Pero Boca ya se había llevado partidos importantes defendiendo la última bola, ante Regatas en la Bombonerita, ante Obras en el mismo estadio. Ahora, la pelota estaba del lado de los de Victoriano, que debían anotar un doble como mínimo para llegar a la final. Al salir al terreno de juego, el cuerpo técnico de Boca advirtió algo y volvió a pedir tiempo muerto para ajustar las defensas. Hubo cambios de marca fundamentales al regresar al parquet. Se habilitó el balón, González buscó el desmarque por la mitad de la cancha y Leandro Vildoza sacó de pique al suelo.

Foto: Prensa Boca.

Abracadabra, hocus pocus, “no se puede hacer más lento”. La pelota apareció en manos del Mago, que corrió en cámara lenta hacia el aro rival solo perseguido por los fantasmas de la eliminación, vestidos de negro y rojo. Balbi anotó la bandeja, de la que luego se arrepentiría (quedarse con la pelota nos ahorraba de una posibilidad de tiro más de parte de Instituto), pero no hubo lamento alguno en sus puntos y su festejo de puños apretados mirando a su banco de suplentes, que saltaba al parquet en busca de su abrazo.

Foto: Prensa Boca.

La parte de la historia que nadie recordará es que La Gloria sacó de costado, Boca defendió pésimo ese último balón y Chiarini recibió en soledad para un nuevo tiro de tres puntos, que otra vez dilapidó. La parte del cuento que quedará guardada en los libros es que Boca llegó a la final de la Liga después de 16 años (victoria ante Peñarol en la 2006/2007, con Gabriel Picatto de entrenador y Martín Leiva en el plantel). Y lo ganó con inteligencia, con fortaleza mental, pero principalmente con la jerarquía extraordinaria de un plantel lleno de jugadores que saben lo que es una final de Liga, y que salió a relucir en el momento justo. Pero, principalmente, como nos gusta, Boca lo ganó “a lo Boca”.

Foto: Prensa Boca.

Quimsa será el rival de las finales a siete partidos, que comienzan ahora, martes 6, en Santiago del Estero. Ellos descansaron largo rato tras barrer a Gimnasia de Comodoro por 3 a 0. Será la cita ideal para que el Xeneize vuelva a demostrar todo lo bueno que viene haciendo esta temporada. Un equipo que resurgió de las cenizas, para pasar –como un Max Verstappen azul y oro- del puesto quince a la final de la LNB. Balbi, Schattmann, Mata, Traylor, Barber, Tucker. Coco alentando desde afuera. Juan Martín, Santino, Tiziano y los dos Nicos. Hay material para ilusionarse.

Foto: Prensa Boca.


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Excelente análisis

Itís nearly impossible to find educated people in this particular subject, however, you seem like you know what youíre talking about! Thanks

Boca Boca Booooca

Invitamos a que dejen su comentario por este tópico. Por supuesto, debe primar el respeto.

Seguinos en Instagram
Instagram
[instagram-feed]