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Liga Nacional

Semifinales: Instituto hizo pesar su localía en el primer encuentro

Clima de semifinales en las tribunas del Sandrín, estadio a rabiar para recibir al puntero de toda la liga, probablemente el favorito de todos. Pero Boca, siempre Boca, venía en un gran momento y barriendo a los primeros dos rivales en playoffs. Primero a Peñarol en la reclasificación, luego a Oberá -equipo con el que había caído cuatro veces en el año- en los cuartos de final.

La parada era bravísima, pero Boca salió a competir con todo. Tras un comienzo algo trabado, empezó a encontrar su juego con el “arma secreta” de los Playoffs: Raven Barber. El pivot, que durante la temporada regular tuvo una actuación general muy poco decorosa, parece finalmente haber encontrado su lugar, su juego. Está claro que el cuerpo técnico entendió la manera más óptima de alimentarlo y le está sacando el jugo a las caídas cerca del canasto. Los rivales, más preocupados por marcar a Leo Schattmann y a Coco Mainoldi, parecen abrirle camino al extranjero para jugar con mayor comodidad. Barber fue el goleador de la primera parte, acompañado por la ráfaga habitual de Franco Balbi.

Fotos: Leandro Gómez / Prensa Instituto.

Boca pareció tratar de centrar su ofensiva en Marcos Mata desde el poste, aprovechando que Instituto no tiene jugadores de la talla del 6 en esa posición. Sin embargo, pese a los reiterados intentos, el ex Selección Nacional no pudo sacarle rédito a su ventaja de tamaño ni para él ni para alimentar a sus compañeros al cerrarse la defensa. Probablemente la presencia de Taya Gallizzi proyectara su sombra sobre toda la zona pintada como una advertencia permanente de que ese lugar estaba cercado.

Fotos: Leandro Gómez / Prensa Instituto.

Barber, con 5/6 de campo, y Balbi, con tres triples en esa primera mitad, pusieron a Boca dos puntos por encima al descanso largo. El resto de los intérpretes no pudo aportar demasiado: Coco Mainoldi, claramente disminuido por una dolencia en la rodilla -producto del último partido con Oberá- solo tomó un tiro. Dar Tucker, que regresaba de su desgarro en la planta del pie, solo convirtió uno de tres lanzamientos. Y Leo Schattmann, notablemente asediado por las marcas desde los inicios de los Playoffs, se fue a descansar con dos canastas en cinco intentos. Para Instituto, era Gallizzi el que marcaba diferencias desde el comienzo en ambos tableros.

Foto: Prensa Boca.

En el tercer cuarto, todo cambió: IACC salió a matar o morir, con presión altísima de sus jugadores más oxigenados. Leandro Vildoza se aprovechó de algunas distracciones para transformarse en un rayo sigiloso y robar balones en lugares inesperados y a partir de allí Boca empezó a perder el control del partido. Balbi visiblemente cansado dejó su lugar a Juan Martín Guerrero, que tuvo que ser el encargado de subir la bola en un partido desbordado y le costó muchísimo. Instituto jugaba a media falta y los árbitros lo permitían. El tercer cuarto no sentenció el partido desde los puntos –al finalizar había empate–, pero sí empezó a dar cuenta de cuál de los dos equipos estaba en una postura más sólida. Era Instituto ahora el que aprovechaba su momento.

Fotos: Leandro Gómez / Prensa Instituto.

Un triple de Marcos Mata a 7:37 del final del juego puso arriba al Xeneize durante un instante, pero luego de algunas posesiones vacías, La Gloria se envalentonó con su público y esa sensación de seguridad ganada el cuarto pasado para sacar un tremendo parcial de 10-0 de la mano de Gallizzi, Vildoza y Chuzito González. Con 3:30 para el cierre del partido, Boca se encontró en la peor posición: exhausto, con problemas de faltas y con poco tiempo en el reloj. Y allí sucedió lo que pasó tantas veces en la temporada, siempre con pésimos resultados: Dar Tucker tomó la posta como si los otros cuatro jugadores en cancha no existieran y fue a buscar la heroica a puro músculo. Volvió a salir mal. Boca perdió tiempo y no consiguió puntos. Luego se acordó que era un equipo y a segundos del final la desventaja era solo de cinco puntos, pero la última decisión de Schattmann fue penetrar en lugar de tirar y eso sentenció el juego definitivamente.

Foto: Prensa Boca.

El Xeneize hizo un partido correcto en el debut de la serie, aunque deberá ajustar algunas tuercas, mejorar especialmente en el momento bajo presión. Será necesario que Mainoldi (que venía de unos playoffs impresionantes, en los que tuvo promedios de más de 22 puntos y más de 67% en tiros de tres) se sienta bien para volver a transformarse en una amenaza y que Duro encuentre la manera de liberar a Schattmann o castigar mejor los espacios que generan las defensas rivales cuando lo doblan. De una u otra manera, es necesario que Schattmann produzca un poco más de lo que lo hace. Es pertinente que Tucker entienda mejor su rol o recupere la memoria y vuelva a ser el jugador dominante que era no hace tantos años en San Lorenzo.

Fotos: Leandro Gómez / Prensa Instituto.

Puede parecer demasiado, pero no lo es. El problema es que enfrente está Instituto, el mejor de la regular, el de mejor entrenador, el del plantel largo y variado. Veremos el miércoles a las 21 (televisa TyC Sports) si Boca está en condiciones de plantarle batalla y robar uno en el Sandrín.

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Excelente análisis

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